La temporada navideña, para muchos de nosotros, significa reunirnos con parientes (consanguíneos o políticos) que apreciamos, con algunos que quizá no frecuentamos tanto u con otros que quizá no son de nuestro agrado. Las reuniones familiares que tienen lugar en el marco de las fiestas decembrinas pueden llegar a ser reconfortantes y convertirse en momentos de conexión con personas valiosas. También pueden ser agotadoras, desagradables y una fuente de ansiedad constante.
Por otra parte, la idea de pasar las fiestas en soledad, independientemente de lo religiosa que pueda ser una persona, también resulta desmotivante y poco deseada debido a la constante presión social de que se trata de una época en la que debemos convivir y relacionarnos con los demás.
Creo que es importante no sacrificar nuestra salud mental o nuestro bienestar emocional debido a las ideas anticuadas de familia (que por alguna extraña razón siguen vigentes) y construir relaciones y familias que nos llenen y nos reconforten.
Es por esto mismo que quiero aprovechar la editorial de este mes para reflexionar en torno a ficciones que ayuden a cuestionar la idea de familia y la obligación de cariño que la sociedad impone hacia ésta. Las recomendaciones de este mes girarán en torno a los vínculos afectivos que creamos por nosotros mismos (consanguíneos o no) y en torno al placer de tener cerca a la familia que uno elige.
Rebeca Dávalos
Me gustó tu publicación Rebeca
Me gustaMe gusta
¡Muchas gracias!
Me gustaLe gusta a 1 persona
A ti por compartir
Me gustaMe gusta