Resiliencia es una palabra difícil de pronunciar y de escribir. Tuve que buscarla en el diccionario para estar segura de que la estaba escribiendo correctamente. Aun así, creo que es un concepto importante en estos momentos de la vida; la palabra me ha estado rondando en la cabeza estas últimas semanas mientras reflexionaba sobre cómo era la vida antes del Covid-19.
En el sentido psicológico, la resiliencia es la capacidad de superar situaciones difíciles con resultados usualmente positivos. En el sentido físico, se refiere a la habilidad de un material para regresar a su forma usual después de haber sido doblado, estirado, aplanado, etc. Me identifico mucho más con la segunda definición porque el distanciamiento social, el miedo al virus y la falta de contacto físico con mis seres queridos me ha hecho sentirme maleada y apretujada, pero aquí sigo. Si bien no puedo decir que he superado toda esta crisis (que no ha acabado) con resultados positivos, la idea de que estamos juntos resistiendo me da un poco de esperanza.
Todo esto me hace pensar un poco en The Hunger Games. Siempre he admirado la fuerza y la entereza de Katniss, su determinación para sobrevivir. Katniss vivía en un mundo injusto y cruel, que no podía cambiar ella sola. Vio a muchos seres querido sufrir y perecer antes las injusticias del sistema, pero ella siempre siguió luchando por lo que creía correcto. Quizá Katniss no se veía a sí misma como el sinsajo, el símbolo de la revolución, pero la realidad es que para muchos era ese ejemplo de resiliencia que hacía falta para seguir creyendo que podrían tener un futuro mejor. Katniss había sufrido de primera mano la crueldad del capitolio y, contra todos los pronósticos, había logrado salir victoriosa de dos Juegos del Hambre: si ella había podido hacerlo, eso quería decir que no era imposible. La resiliencia de Katniss inspiró a tantas personas que se desató una revolución.
No creo que la ficción sea simplemente un método para escapar de lo abrumadora que puede resultar nuestra realidad, pero sí me parece que en ella encontramos pequeños atisbos de esperanza que nos ayudan a darnos cuenta que hay luz al final del túnel, que saldremos de está y probablemente seremos más fuertes por todo lo que tuvimos que superar.
Excelente reflexión. Da gusto leer algo inspirador en estos dias tan turbios.
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